El fin de semana pasado, gracias a la gentileza de mi amigo de
Gloobo, volé por primera vez en globo aerostático. El campo, el amanecer, la suavidad del vuelo y las fotos bucólicas de David Hamilton alimentaron el espíritu ñoño en mí.
Hice una serie de fotos echando vaho de mi boquino sobre el objetivo justo antes de disparar y después de enfocar y medir la luz manualmente (con el vaho la cámara se hace un pequeño lío).

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