Este sistema lo empezó a desarrollar el músico y técnico de sonido italiano Umberto Gabriele Maggi en 1983 y desde entonces lo han venido mejorando en su pequeño centro de investigación. A nivel comercial principalmente ofrecen su trabajo a discográficas (han trabajado con Pink Floyd, Peter Gabriel, etc.) y si este sistema no se ha extendido más es porque les ha limitado el hecho de que sea imprescindible escucharlo con auriculares.
Mi amigo Luis, que es muy listo ha dado una explicación convincente:
La oreja tiene una forma y dada esta, la atenuación de las frecuencias provenientes de objetos varían según su posición. Es en esto en lo que se han basado para desarrollar la técnica que utilizan. Las frecuencias altas por ejemplo, cuando hay camino directo hasta el oido se escuchan bien, pero cuando el sonido se desplaza detrás de tu cabeza, ya no tienes esa percepción tan clara.
A este brillante y aclaratorio discurso le pone el siguiente colofón a modo de guinda del pastel, pero en este caso -y a mi juicio- la guinda lleva gusano:
Un modelo de receptor holofónico válido, al menos para mí, serían dos pequeños micrófonos instalados en sendas y simétricas orejas de plástico. Eso es lo que hay.
Interesante, ¿no?
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