bloh, bloh, bloh

bloh, bloh, bloh: fotografía, música y cosas de esas.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Philip K. Dick)

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-En ese momento -continuó Iran-, mientras el sonido del televisor estaba apagado, yo estaba en el ánimo 382; acababa de marcarlo. Por eso, aunque percibí intelectualmente la soledad, no la sentí. La primera reacción fue de gratitud por poder disponer de un órgano de ánimos Penfield; pero luego comprendí qué poco sano era sentir la ausencia de vida, no solo en esta casa sino en todas partes, y no reaccionar... ¿Comprendes? Supongo que no. Pero antes eso era una señal de enfermedad mental. Lo llamaban "ausencia de respuesta afectiva adecuada". Entonces, dejé apagado el sonido del televisor y empecé a experimentar con el órgano de ánimos. Y por fin logré encontrar un modo de marcar la desesperación -su carita oscura y alegre mostraba satisfacción, como si hubiese conseguido algo de valor-. La he incluido dos veces por mes en mi programa. Me parece razonable dedicar ese tiempo a sentir la desesperanza de todo, de quedarse aquí, en la Tierra, cuando toda la gente lista se ha marchado, ¿no crees?

-Pero corres el riesgo de quedarte en un estado de ánimo como ese -objetó Rick-, sin poder marcar la salida. La desesperación por la realidad total puede perpetuarse a sí misma...

-Dejo programado un cambio automático de controles para unas horas más tarde -respondió suavemente su esposa-. El 481: conciencia de las múltiples posibilidades que el futuro me ofrece, y renovadas esperanzas de...

-Conozco el 481 -interrumpió él; había marcado muchas veces esa combinación, en la que confiaba-. Oye -dijo, sentándose en la cama y apoderándose de las manos de Iran, a la que atrajo a su lado-, incluso con el cambio automático es peligroso sufrir una depresión de cualquier naturaleza. Olvida lo que has programado y yo haré lo mismo. Marcaremos juntos un 104, gozaremos juntos de él, y luego tú te quedarás así mientras yo retorno a mi actitud profesional acostumbrada.

[...]

En la consola de Iran marcó 594: reconocimiento satisfactorio de la sabiduría superior del marido en todos los temas. Y en la propia pidió una actitud creativa y nueva hacia su trabajo, aunque en verdad no la necesitaba; esa era su actitud innata y habitual sin necesidad de estímulo cerebral artificial de Penfield.

[...]
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