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bloh, bloh, bloh: fotografía, música y cosas de esas.

viernes, 24 de julio de 2009

Half-Life

El vagón avanzaba lentamente. A sus 27 años de edad, Gordon Freeman apuntaba un brillante futuro en el mundo de la ciencia. Fue al poco de terminar su tesis doctoral que fue entrevistado para ingresar en uno de los programas de investigación más apasionantes que se presentaban en el mundo de la investigación de la época. Sin saber demasiados detalles aceptó. Uno no pregunta demasiado cuando le ofrecen su primer gran trabajo como investigador, así que Freeman simplemente quedó con una idea confusa acerca de una misteriosa e incipiente tecnología que, de salir adelante, podría suponer una auténtica revolución.

Black Mesa era un complejo de edificios logísticos y laboratorios, construidos en su mayor parte bajo tierra aprovechando las infraestructuras creadas para un ya obsoleto silo de lanzamiento de misiles intercontinentales. Ante el peligro de que los conocimientos tecnológicos que custodiaban estas instalaciones cayeran en las manos equivocadas, muy pocos sabían de la existencia del programa de investigación y de la ubicación de los laboratorios.

- Laboratorio de materiales anómalos - murmuró el altavoz mientras se detenía el vagón.

Freeman bajó, y el vagón retomó su oxidado curso perdiéndose en la oscuridad del túnel. Barney estaba de turno en el control de acceso.

- Te están esperando, Gordon. Ahí en el laboratorio de pruebas - dijo Barney.



Hombre de pocas palabras, Freeman se apresuró a cambiarse y acudir a las pruebas programadas. Como siempre, pese a que ya llevaba algún tiempo rindiendo en su trabajo a excelente nivel, él sólo veía el futuro cercano, el día a día de la toma de muestras y datos, sólo las dos o tres piezas cercanas del inmenso puzle del programa de investigación; su trabajo era encajar esas piezas. Pero esa mañana, sin él saberlo y muy a su pesar, iba a levantar la vista para ver la imagen final.

El pesado traje de seguridad le permitía una relativa movilidad, más que suficiente para cumplir llevando un material de una parte a otra o accionando las palancas e interruptores de los paneles. El reactor comenzó a rugir. Luego un poco más y luego aún más. Algo no iba bien, pero el reactor ya estaba en marcha.

- No todas las pruebas tienen que dar resultados positivos - pensó para sí mismo. - Quizás esta vez sí hemos superado el límite volumétrico para la espectrometría. Bah, a ver qué sale.

De repente un relámpago inundó la sala. Freeman no llegó a escuchar ni ver la explosión. Debió perder el conocimiento. Despertó alrededor de media hora más tarde, desorientado, rodeado de cascotes, trozos de chapa y compañeros malheridos que colgados del último hilo de vida deliraban y no paraban de hablar de la puerta, la puerta abierta entre los mundos, el bunker Lambda; había que ir allí, había que exterminar a esos seres, acabar con ellos y sólo allí encontraría la forma.


Reseñas:
http://www.pixfans.com/gordon-freeman/
http://en.wikipedia.org/wiki/Black_Mesa_Research_Facility#Black_Mesa_Research_Facility
http://www.members.shaw.ca/halflifestory/timeline.htm

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